KRUSHA IME (“Mi Krusha” en albanés) rinde homenaje a la valentía de las mujeres de Krusha, quienes sobrevivieron a la masacre de la Guerra de Kosovo (1999). Inspirado en Fahrije Hoti, quien al regresar de su exilio fundó una cooperativa femenina de agricultura que produce ajvar – una crema de pimientos dulces típica de la región de los Balcanes–, este proyecto celebra su resiliencia y el impacto de su iniciativa en la economía local, generando empleo para muchas supervivientes de la tragedia.
La colección explora la cultura albanesa a través de la tradición y el folclore, especialmente la figura de la nuse –novia–, que teje sus propios ajuares artesanalmente. En las prendas se mezclan técnicas artesanales de bordado, ganchillo, manipulación de tejidos y fieltrado de lana con la ostentación de la pedrería de cristal checa, creando texturas únicas sobre materiales orgánicos procedentes de España y Portugal, así como los plisi de lana de Kosovo, conectando moda, tradición y folclore.