Es curioso como entrelazamos objetos y recuerdos, y la manera en la que esos objetos nos trasladan a algún punto de nuestra memoria de una manera casi cinematográfica. Esta conclusión procede de un pensamiento recurrente acerca de cómo algunos objetos, a menudo insignificantes, contienen en sí mismos la esencia del hogar a partir de los recuerdos y las relaciones emocionales que establecemos con ellos. El plato de porcelana, como elemento clave, representa el concepto del hogar alojado en el objeto y forma parte de la carga gráfica de las prendas reproducido mediante serigrafía y sublimación sobre tejidos de algodón, organza y seda, donde la superposición de piezas es importante para lograr volúmenes exagerados. Esta colección recorre el espacio que se encuentra entre el objeto y el recuerdo, como si se tratase de un viaje entre fragmentos de un puzzle, como Alicia cayendo por la madriguera hacia el País de las Maravillas.